Viajar a Santiago de Compostela nos permitirá conocer una importante parte de la historia católica de España y de Europa. El Camino de Santiago trae peregrinos de toda Europa a esta ciudad histórica y sobre todo a su famosa Catedral. Y a su llegada se encuentran una ciudad abierta y amable con el turista, que puede ser visitada andando y está cargada de encanto.
Santiago de Compostela, al ser una ciudad universitaria, tiene una agitada vida nocturna. Hay muchos bares y discotecas en la Rúa do Franco y en todo el casco antiguo que permanecen abiertos hasta altas horas de la madrugada, aunque también se puede encontrar una oferta algo más tranquila, con bares donde escuchar música, pubs o locales acogedores donde tomarse algo manteniendo una agradable conversación.
El Convento de Santo Domingo de Bonaval, o San Domingos de Bonaval, en gallego, está situado en el barrio de San Pedro y fue fundado por Santo Domingo de Guzmán, a principios del siglo XIII. Sin embargo, los edificios que componen actualmente el convento fueron construidos en el siglo XVII y XVIII por Domingo de Andrade, bajo la dirección del arzobispo Antonio Monroy.
La elección de dónde comer en Santiago de Compostela es una de las más costosas, pues la ciudad presenta abundantes opciones gastronómicas, a cada cual más interesante, y numerosos restaurantes para todos los gustos y bolsillos.
Antes de viajar a Santiago de Compostela es necesario tener en cuenta algunos datos de interés que hacen más cómodo el viaje y evitan imprevistos que pueden dar al traste con una experiencia inolvidable.
Llegar en avión a Santiago de Compostela es, probablemente, lo más cómodo. El aeropuerto se encuentra en el este de la ciudad y a algo más de diez kilómetros de la misma, por lo que en un cuarto de hora se puede acceder desde el corazón histórico hasta las instalaciones aeroportuarias.
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