La Catedral de Granada fue un encargo directo de Isabel La Católica, que quería mostrar al mundo su poderío tras la Reconquista. Está situada sobre las ruinas de la que fuera mezquita mayor de la localidad, y es hoy uno de los mejores ejemplos del estilo renacentista.
Dicen los entendidos, que lo que se puede encontrar en el Barrio del Sacromonte de Granada no se encuentra en ningún otro punto de la geografía granadina. Este lugar ha visto en su curiosa orografía a árabes, judíos, castellanos y gitanos, y muchos de ellos hicieron de la cueva su vivienda habitual.
La Plaza Nueva de Granada es, a pesar de lo que indica su nombre, la más antigua que podemos encontrar en Granada. Está situada entre la parte moderna de la ciudad y la famosa Carrera del Darro, y se puede acceder a ella desde La Alhambra, situada cerca. Sentarse en una de sus múltiples terrazas contemplando la Alhambra, de hecho, constituye uno de sus grandes encantos.
Los Baños Árabes Bañuelo, construidos en los albores del siglo XI, han llegado perfectamente conservados hasta nuestros días, presentando ante nuestros ojos un claro ejemplo de cómo se vivía en aquella época. Con una exquisita decoración, están situados en los bajos de una vivienda de la calle Carrera del Darro y merecen una visita.
El Monasterio de La Cartuja es uno de los puntos turísticos que no hay que perderse cuando se visita la ciudad de Granada. Es un precioso ejemplo del estilo barroco y guarda entre sus muros interesantes muestras de escultura y pintura de la escuela granadina.
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