El Parco Sempione o Parque Sempione de Milán es un enorme parque de casi 400.000 metros cuadrados, situado en el corazón de la ciudad, junto al Castillo Sforzesco. Fue construido en 1890, de la mano del arquitecto Emilio Alemagna, pero toma su nombre del Túnel del Sempione, que fue construido en 1906.
La Piazza dei Mercanti o la Plaza de los Mercaderes de Milán es uno de los lugares con más encanto de la ciudad. La tranquilidad que ofrece hoy el corazón medieval de la ciudad contrasta mucho con la actividad que recogía en el siglo XIX, cuando ganaderos de toda la región se reunían en este punto para la compra-venta de animales.
Comer en Milán se convierte en todo un placer gracias a la amplia oferta de restaurantes de la ciudad. La cocina milanesa es sencilla pero sabrosa y en cualquier barrio se puede encontrar un restaurante perfecto para pasar una agradable velada, con una oferta adaptada a todos los gustos y bolsillos.
Milán es la ciudad perfecta para ir de compras. No hay que olvidar que estamos en la capital de la moda y en uno de los lugares preferidos por modistos de todo el mundo, por lo que no faltarán tiendas, especialmente dedicadas al textil, y glamurosas boutiques, donde encontrar aquello que vas buscando.
La Pinacoteca di Brera de Milán está considerada como el museo más importante de la ciudad y uno de los más prestigiosos del mundo, como consecuencia del programa cultural de la Academia de Bellas Artes de Brera. Destaca en él su preciosa colección de pintura, que incluye antigua y moderna.
Llegar en avión a Milán es lo más cómodo, ya que la ciudad cuenta con tres aeropuertos cercanos. El más céntrico es el de Linate, pero el principal es Malpensa, mientras que Orio al Serio está situado a 45 kilómetros, más cerca de Bérgamo.
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