Melbourne es la segunda ciudad de Oceanía en número de habitantes, y por tanto llegar a ella en cualquier medio de transporte resulta bastante sencillo. Tanto en avión, como en barco, tren o coche, llegar a Melbourne es sólo una cuestión de tiempo, y es que es la ciudad más austral del continente australiano.
Llegar por carretera a Melbourne es una opción muy utilizada por los turistas que deciden conocer la parte sur del continente australiano “a su aire”, bien en potentes coches todo terreno, bien en grandes caravanas, que permiten al conductor una amplia autonomía para recorrer grandes distancias alejados de la civilización.
El medio de transporte para llegar a Melbourne desde cualquier punto del continente australiano o desde cualquier otra parte del mundo es el avión. Llegar en avión a Melbourne requiere aterrizar en el aeropuerto de Tullamarine, situado a 21 kilómetros al noroeste de la ciudad.
Por su condición de cercanía al mar, una cercanía en la que se interpone la tranquila bahía de Port Phillip, Melbourne tiene un fácil acceso desde el mar. Port Melbourne, el puerto de la ciudad, se encuentra a tan solo 4 kilómetros del núcleo urbano.
Otra de las opciones para llegar a Melbourne, en este caso sólo para los visitantes que procedan de otras ciudades del continente australiano, es en tren.
Phillip Island representa un extraño combinado enclavado en la bahía de Port Phillip, a 140 kilómetros de distancia de Melbourne. En apenas 10 hectáreas de extensión conjuga un riquísimo parque natural, en el que además de koalas y focas podemos encontrar la rara especie del pingüino más pequeño del mundo, el pingüino azul, con el circuito del Gran Premio de Motociclismo Phillip Island.
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