La Basílica de Sant’Ambrogio o de San Ambrosio de Milán fue levantada en honor de San Ambrosio, patrón de la ciudad. La iglesia terminó de construirse en el año 387, y fue consagrada en el mismo año, cuando los restos de San Ambrosio fueron depositados en su interior, pero posteriormente fue reformada, en el siglo XI, siguiendo el estilo de los templos católicos de Lombardía.
El Duomo, o catedral de Milán, es el símbolo de la ciudad. Su construcción se prolongó entre 1386 y 1887, y los expertos aseguran que se trata de una de las catedrales con más encanto del mundo, además de ser una de las más grandes.
La iglesia de Santa Maria della Grazie se encuentra situada en la plaza del mismo nombre. Comenzó a ser construida en 1492, cuando imperaba el estilo gótico, aunque fue terminada en pleno Renacimiento.
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