La Plaza de la Corredera de Córdoba fue, allá por el siglo XV, una explanada situada a las afueras de la ciudad que servía de punto de reunión de los arrieros cordobeses. Posteriormente se utilizó para la realización de corridas de toros y para los juegos de cañas, lo que dio lugar al nombre con el que se conoce actualmente.
Rodeando a la Mezquita se encuentra la Judería de Córdoba, un barrio de laberínticas callejuelas empedradas llenas de encanto, conocido como “barrio blanco”, donde lo mejor es perderse sin mapas ni relojes, para disfrutar plenamente de lo que es considerado el casco antiguo de la ciudad.
La Mezquita-Catedral de Córdoba constituye el monumento más importante de todo el Occidente islámico. Su arquitecturao refleja el estilo omeya que se daba en España. A lo largo de su historia ha estado dedicada a varias divinidades.
El Museo Arqueológico de Córdoba está situado en un magnífico palacio renacentista con más de 4.000 metros cuadrados de exposición, que muestra piezas relacionadas con la ciudad de Córdoba, con una cronología que abarca desde la Prehistoria hasta la Edad Media.
El Palacio de Viana de Córdoba es también conocido como “Museo de los Patios”. Se trata de una casa señorial perteneciente a los marqueses de Viana, en el que se puede apreciar cómo ha ido evolucionando la arquitectura típicamente cordobesa desde el siglo XIV.
El conjunto arqueológico de Medina Azahara fue mandado levantar por Abd al-Rahman III con el fin de asentar allí su Gobierno. Llegó a albergar a más de 25.000 personas, pues todos los organismos estatales del Califato tenían su sede en esta inmensa construcción.
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